6 de noviembre de 2010

Mi colección de bonobuses

Hace ya dos años, más o menos, que me saqué el bonobús, ya que tenía que usarlo prácticamente todos los días para ir a clase. Esto se debía a que, gracias a la dirección de mi instituto, a los alumnos de Bachillerato no se nos permitía coger la ruta que lleva al resto de cursos. La razón que nos daban era que, al ser alumnos de Bachillerato, y por tanto, no ser una enseñanza obligatoria, no era obligatorio tampoco el derecho a transporte escolar. Esto daba lugar a situaciones tan cómodas como tener que coger el autobús tres cuartos de hora más tarde tras haber salido de clase.

Pero normas aparte, yo he venido a hablar de mi libro -quiero decir, de mis bonobuses. Por alguna razón que ni yo mismo sé, no los tiro. Los llevo acumulando desde el primero que tuve, y ahí los tengo, en mi cuarto amontonadicos. Aquí tenéis una foto de mi proeza:


Algún día tendrán valor, estoy seguro. La gente se pegará por ellos, irán de mano en mano, los poseedores tendrán privilegios sobre el resto de la humanidad... Aunque yo de momento los guardaré para mis nietos o bisnietos, que seguro que en el 3010 les sirven. Para entonces, los autobuses serán baratos y tendrán unos diseños de asiento más allá de lo hortera.

1 comentario:

  1. a mi me pasa lo mismo pero con las entradas de cine xDD por cierto muy gracioso tu ex-director

    ResponderEliminar