3 de enero de 2010

Cabalgata de Reyes, donde los gatos cabalgan

Como bien dice el chorri-título de esta entrada, voy a hablaros de mi experiencia en las cabalgatas de todos los años de los reyes, ya que se acerca este evento en un par de días.

Para empezar, la cabalgata siempre empieza tarde. Nadie sabe cómo, ni por qué, pero siempre va con media hora de retraso. Algunos ilusos se emocionan con las primeras luces, pero esa ilusión pronto se desvanece en cuanto se dan cuenta de que no son más que las luces del coche de la policía, que en un intento de pasar inadvertidos, sonríen a todo el mundo. En cambio, lo que reciben no son más que miradas de profundo odio, tanto de los niños, que están histéricos por ver a los Reyes Magos, como de los adultos, que están hartos de soportar a sus hijos.

Una vez que empieza, aparecen las carrozas de cuentos populares infantiles. Estas están representadas por copias pobres de las pelis de Disney o de las series infantiles actuales. Yo no sé qué intención tiene el que las diseña, pero pocas veces provocan risa o alegría. A mí algunas me dan miedo por las caras que ponen a los personajes, algunos tienen cara de psicópatas.

Pero lo peor no son los dibujos con tendencia criminal, no. Lo peor son los niños, o incluso adultos, que tiran caramelos y serpentinas. Antiguamente, estos niños iban ilusionados y tiraban los caramelos con cierta gracia. Ahora hay que equiparse con una chaleco antibalas si no quieres morir. Los caramelos pillan tal velocidad que casi no te da tiempo a protegerte, y cuando te alcanzan puedes caer derribado a causa del impacto. Yo creo que si algún país desea entrar en guerra con otro que contrate a estos niños, ganan seguro.

No solo se da esta situación con los caramelos Paco (que digo yo, que nombre más soso para un caramelo; comerte un chicle Boobaloo mola, pero, ¿un caramelo Paco? Eso no tiene gancho), sino que también con las serpentinas. Niños de la cabalgata, las serpentinas tienen gracia cuando las tiras desenrolladas. Yo he llegado a recolectar tres o cuatro serpentinas completamente enrolladas, y no veas como duele eso cuando te da en la cabeza. Esto por no hablar del confeti, que algunos que no van en carroza, sino por la calle agrediendo a la población, te echan el confeti directamente a la cara. Ahí, para joder.

Tras los dibujos diabólicos y el bombardeo de caramelos, llegan por fin los Reyes Magos. Aquí, lo que yo no entiendo, es por qué ciertas cabalgatas deciden montar a los Reyes en caballos. ¿Quién fue el primero? ¿Acaso un caballo y un camello se parecen? Yo la única similitud que les veo es que tienen cuatro patas. Además, los caballos roban protagonismo a los Reyes. La gente en lo único que se fija es en el truño que han plantado en medio de la calle, y los pobres Reyes pasan a un segundo plano.

Por suerte, en muchas otras cabalgatas, Melchor, Gaspar (que no se por qué, pero siempre he pensado que es catalán) y Baltasar viene cada uno en su carroza rodeado de niños. Esto es sumamente sospechoso, pero se deja pasar, porque son los Reyes. Los Reyes saludan a toda la población mientras los niños gritan en trompel su nombre para que les salude a ellos y sólo a ellos. A la gente quien más gracia le hace es Baltasar, aunque siempre va mal maquillado y se nota que en verdad no es negro. Que lo sabemos todos. Para corregirlo este año podían contratar a Obama, que seguro que no se cansa de sonreír.

En fin, tras el rápido paso de los Reyes Magos, por que pasan volando (es que son magos), ya se acaba la cabalgata, y pasa de nuevo un triste coche de policía, intentando sonreír a pesar de que saben que nadie se emociona por ellos.

Así que ya sabéis, si teneis la suerte de acudir a una cabalgata, sonreid un poco a la policía, que siempre está ahí, pero nadie le hace caso.

PD: Y feliz 2010 para todo lector, que no hemos dicho nada. Cómo somos.