15 de diciembre de 2010

Un poco de todo

Tenía ganas de contar algunas cosas que he visto o me han pasado en estos últimos días, así que allá voy.

Empezamos con cosas de correos. No, no voy a contar mi brillante actuación de enviarme un paquete a mí mismo al confundir el destinatario y el remitente. El caso es que tras volverlo a recibir no me quedo otra que volverlo a reenviar lo más pronto posible, claro. Fui a Correos y me lo cobraron, pero me costó algunos céntimos más que de costumbre, tal vez por el sobre que me dieron, que no era igual al de siempre. Tras pagarlo recibí el ticket y ví que se había cobrado dos artículos: el sobre y el envío. El problema es que el sobre aparece como "SOBRE DE REGALO" y cuesta un euro. Digo yo que no será un regalo muy agradable si tienes que pagar un euro por él, ¿tan mal están en Correos? A este paso, a los Reyes Magos les va a salir cara esta Navidad.

Cambiamos de tema, ahora con la gente del Metro. Todos los días tengo que coger el metro para ir hasta a clase, que consiste en una parada desde Moncloa a Ciudad Universitaria (Línea 6 y tal). Como sabéis, las puertas de los vagones se abren y cierran durante un determinado tiempo que no suele ser muy largo. El caso es que en Moncloa, al ser también intercambiador, pues espera algo más de tiempo que en otras paradas. Este hecho te hace ver cómo la gente corre como una posesa para entrar en el vagón, y una vez dentro, se dan cuenta de que podrían haberse ahorrado la carrera. Pero hay casos en que esta hazaña es algo habitual. Hay personas que, con sólo oír al vagón entrar en la estación, salen corriendo como locas para entrar cuanto antes del Metro. Será que tienen prisa por sentarse.
Por cierto, otro hecho de Metro. El otro día me encontré pegada en una de las puertas del vagón un código de barras de unos pimientos rojos. Aún trato de buscarle alguna explicación. ¿Quién se vería en la necesidad de arrancar el código de los pimientos y pegarlos en una puerta del Metro?

Por último sólo señalar acerca de una canción que venía escuchando atentamente en el autobús (no tengo nada mejor que hacer). La canción era Perfect, de Simple Plan. Ya llevo tiempo dándome cuenta de que el primer disco de este grupo es demasiado "adolescente", pero lo de esta canción ya alcanza unos niveles de ñoñería inigualable. El cantante no puede parecer más pedorro en la canción "no puedes cambiarme, no te gusta como he salido, solías ser mi héroe...", todo esto dirigido a su padre. Cuando este escuchó el disco debió quedarse encantado, vamos.

1 comentario:

  1. Lo de correo no es que fuese un sobre regalado por un euro, es que es un sobre para regalo, y los muy c@br0nes te lo han cobrao si preguntarte si querias ese o el normal.

    y lo de Simple Plan creo que me lo explico mi hermano una vez, que el padre era un HdP que le pegaba a la madre y a el y no se que cuantos lios mas xD

    ResponderEliminar