7 de diciembre de 2010

Esta entrada cholará

Hoy me ha dado por acordarme de expresiones que usaba cuando era niño. Una palabra, una expresión o un Pokémon se ponía de moda y a partir de ese mismo momento todo infante quería tener la capacidad de poder usarlo a sus anchas, sin nada que temer. Dentro de todas expresiones encontré con una muy peculiar: cholar.

¿Qué es cholar? Pues en una ardua tarea de investigación llevada por mí mismo y por mi mente (hacemos un equipo que te cagas) hemos llegado a la conclusión de que el verbo "cholar" proviene de la fusión de dos palabras: chulo y molar. Por tanto, todo aquello que cholaba, era de lo mejorcito que podías encontrarte: no sólo era algo chulo, o simple y llanamente molaba, ¡eran las dos cosas a la vez! Si tú no cholabas, no llegarías a ser nadie en la vida.

Nadie sabe cómo, pero el cholar desapareció de nuestras vidas, o por lo menos de la mía. Las cosas ya no cholaban, pasarón a molar de nuevo, o con el aditivo de "molar mazo". Ahora es el mazo el que lleva las de ganar. Sí, ¿quién le diría al hermano del martillo que se convertiría en un adjetivo que indica mucha cantidad?

A los mazos, cómo no, se les subió la fama, y ahora mismo desprecian a los que antiguamente eran sus compañeros. Ha olvidado como era la dura vida de herramienta depositada de forma desordenada junto a sus amigos la llave inglesa, el destornillador o los alicates. Ahora, como la gente no paran de mencionarlos, creen tener derecho a un compartimento mejor, ¡con tapa! Muchos mazos han perdido la cabeza (literalmente también; gajes del oficio) por esta subida de popularidad tan repentina.

Y aquí concluye mi oda a las palabras de uso popular, algunas menospreciadas, como el cholar, y otras sobrevaloradas, como el mazo. Algún día nos arrepentiremos de no haber seguido apoyando al cholar, os lo aseguro.

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