23 de julio de 2010

En contra de los bichos

Hoy os quiero hablar de unas criaturas de las que no me encuentro seguro de cuál es su cometido en este mundo: los bichos. En serio, ¿hacen un bien a alguien?

Por un lado, tenemos a bichos que a nadie le molestan, excepto cuando se cuelan en casa: las hormigas. Las hormigas no molan. La gente dice "pero es que pueden levantar su peso diez veces". Me parece muy bien, pero, ¿para qué? Además, las hormigas no son nada valientes. Nunca verás a una hormiga sola. Siempre van en comandita. Aparte de que deben de creerse guays porque saben trepar por las paredes. Las arañas también lo hacen y no presumen de ello, sabéis. Dentro de las hormigas tenemos además a las "cabronas", que se te suben por los pies pero no te percatas de ello porque son minúsculas. Sólo te das cuenta de ello cuando te pegan un bocado y les metes un manotazo, para que salgan corriendo, y, a los tres segundos, vuelvan one more time a tu pie.

Pasamos a las moscas, bichos completamente imbéciles. La aventura de la mosca (y la mayoría de bichos que vuelan) es la siguiente. Volando sin ton ni son, se cuelan por la habitación en la que estés. Claro, no se van a colar en una habitación en la que no haya nadie, tienen que buscar a alguien a quien molestar. Se ponen a dar vueltas, a posarse sobre tu cabeza, brazo o pierna, zumbarte en el oído, pararse en seco y frotarse las manos. El problema lo encontramos a la hora de marcharse. Se van directas a la ventana, y ¡zasca! Ostión de la semana. Pero lo peor de todo es que lo vuelven a intentar una y otra vez. Y otra. Y otra más. Así hasta que, ¡descubren que esa parte de la ventana está cerrada! Entonces vuelven a su rutina: dar vueltas por toda la habitación. La gente las suele mandar a la mierda. Y les suelen hacer caso. Ya os lo he dicho, son tontas.

Dentro de los bichos voladores también tenemos a otros que disfrutan quemándose: las polillas. Estas se cuelan de noche, y comienzan un rito dando vueltas al lado de la bombilla. Entonces deciden posarse, ¡pero no! Porque resulta que las bombillas queman. Entonces, se quedan paradas diez minutos al lado de ella. Al rato piensan "bueno, a lo mejor ya no queman" y lo vuelven a intentar.

El problema de memoria de los bichos es muy grave. Deberían medicarse, o algo. Solo recuerdan para lo que quieren. En el caso de las avispas, para ver quién ha sido el que le incordia en su ardua tarea de atravesar el cristal de la ventana. Ahí sí que os acordáis de a quién picar, ¿eh, cabronas?

En resumen, que los bichos han sido creados para fastidiar. Y no, da igual que sean bonitos, es solo una fachada con la que confundirnos. Eso también existe en algunas personas, así que ya sabéis. Por tanto, no os preocupéis si los odiais. Lo hace todo el mundo. No estáis solos.

2 comentarios:

  1. Me han dicho que hay un pueblo en el que comen grillos asados, me parece que es china, como no

    ResponderEliminar
  2. Buenisimo colega xD

    Las cabronas de las avispas, que epic xD

    ResponderEliminar